Bravely Default: Where the Fairy Flies es un RPG (role playing game) exclusivo de Nintendo 3DS desarrollado por Square Enix y Silicon Studio. Nos narra las aventuras y desventuras de Agnès, Tiz, Edea y Ringabel en pos de salvar al mundo de la oscuridad despertando la luz de los cuatro cristales elementales. La trama es bastante básica a priori, pero sólo basta empezar a conocer a los personajes y sus circunstancias, y todo el entramado real del juego, para darse cuenta de la joya que tenemos entre joystick y botones.
El sistema de juego es clásico e innovador a la vez: Combate por turnos con cuatro jugadores. Parámetros básicos que pasan desde Vida hasta Agilidad, pasando por Defensa o Poder Mágico. Empezamos a profundizar con los Trabajos: Veinticuatro opciones para elegir el rol que más se adapte a nuestras necesidades y a las de nuestros personajes, con oficios tan recurrentes como el Mago Blanco o Mago Negro, y otros tan interesantes como el Maestro Espadachín, que se basa en contraataques, o el Mercader, que usa el dinero para atacar o potenciarnos. Además, cada trabajo nos irá concediendo, al aumentar de nivel, habilidades pasivas que podremos asignar a nuestro gusto y que mejorarán aún más a nuestros personajes. Esto es algo que ya habíamos visto en otros juegos del mismo tipo, principalmente de la saga Final Fantasy, de la que claramente bebe directamente, y para conseguir cada Trabajo habrá que derrotar al Jefe que posee el "asterisco" de cada oficio, para así arrebatárselo y hacerlo nuestro.. Pero hay un detalle que aumenta, aún más si cabe, la profundidad de las batallas: Brave y Default.
Con estos dos comandos de batalla, podemos jugar con los turnos a placer y cambiar las tornas de un combate a priori perdido, o acelerar victorias obvias.
Brave nos adelanta turnos para que podamos hacer, de forma seguida, acciones que tardaríamos en hacer bastante más. Eso sí, a cambio tendremos que esperar ese mismo número de turnos a posteriori como pago de estas acciones. Pero adelantarnos a los enemigos puede fastidiarles bastante, así que en la mayoría de casos, usar Brave no será sino positivo.
Default nos pone en modo defensa, disminuyendo el daño que recibamos en ese turno, y acumulando acciones para poder usarlos después, seguidos o no, gracias a Brave, sin tener que "pagarlos". Puede parecer lioso, pero en cuanto se tiene entre las manos es súper instintivo, y al uso es genial.
Para más inri, tenemos el Bravely Second, habilidad con la que, literalmente, paramos el tiempo, y podremos usar hasta cuatro acciones en cualquier momento sin importar las circunstancias, con la que podremos dar la vuelta a cualquier batalla. El contra es que estos cuatro segundos se recuperan a razón de un segundo cada ocho horas, o bien comprándolos con microtransaciones de dinero real. Personalmente es algo que, aunque me parece interesante, he usado una vez y no más.
Además tenemos la posibilidad de Invocar Amigos que tengan el juego, para usar al personaje que previamente hayan enviado como ayuda, y Enviar nosotros mismos nuestro personaje para que ayude. Esto hará que también podamos usar las habilidades pasivas de los personajes de nuestros amigos, cosa bastante interesante. Magia Blanca, Magia Negra, Invocaciones, Ataques Especiales que se activan al cumplir ciertos requisitos, y muchísimo más, forman parte de este profundísimo sistema que, sinceramente, me tiene enamorado.
Para sacar puntos en contra, quizás añadiría más trabajos, con más variedad de comandos, que enriquezcan la diversidad a la hora de jugar, y un mundo más amplio y abierto. Afortunadamente, y según parece, todo esto se arregla y mejora muchísimo en la segunda parte, recién anunciada su llegada a Europa en 2016, cosa digna de celebrar. Aunque eso lo hablaremos en otra entrada.
¡Y eso es todo! Espero que os haya gustado la primera entrada. Creo que es tanta información y emoción por el juego que tengo que quizás ha sido demasiado caótico, pero intentaré ir mejorando el aspecto. ¡Decidme en los comentarios qué mejoraríais y qué os ha gustado! :)
Espero que os animéis a probar esta obra de arte. ¡Hasta otra!
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